El pasado mes de octubre ha sido, para mi, una etapa muy fructífera en cuanto a lo de escribir. Días de recoger lo sembrado como en una vendimia tardía. También, no lo voy a negar, ha habido alguna desilusión, pero el cómputo global ha sido más que positivo y todavía quedan algunas cositas por concretar. Por poner solo un par de ejemplos, La sabiduría de los líquenes ha sido publicado en el número de octubre de la revista chilena Entre paréntesis y El licántropo ha hecho lo propio en Huellas de tinta . También gané unos libritos muy chulos de la Editorial Almadía en una dinámica veraniega con otro microrrelato y ya digo que hay bastantes cosas pendientes.
Me dejo caer por aquí con la esperanza de hacer una entrada sobre un tema que me ronda la cabeza desde hace tiempo, pero me gustaría hacerla bien y necesito tiempo para madurarlo, así que de momento lo dejo aquí apuntado para que no se me olvide y para que mi legión de lectores este al corriente...
Mientras os dejo con lo último que he subido a mis redes sociales sobre el renacer.
“Todo pasa y todo llega, pero lo nuestro es pasar…”.
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Ya lo decía el poeta al “que le cubre el polvo de un país vecino”, para mi Machado viene de la mano de Serrat y de mis carencias, pero este es otro tema… Hoy vamos a hablar de flores, de primavera… De estallido primaveral. De letras.
Y es que hace literalmente un par de días aún me sentía trasmocho, como el álamo de la cuarta foto y ahora los brotes verdes me hierven por dentro y por fuera.
Ya que como decíamos antes “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar” solo hay que tener paciencia, mucha y cuesta. Vaya que si cuesta, se trata de un Tourmalet y tú eres un ciclista con la pájara, desfondado, pero hay que aguantar aunque sea haciendo zigzag agarrado al irregular asfalto.
Me está quedando esta cuenta de Instagram más confesional de lo habitual, como que ganan las ganas de mostrar, de difundir lo que es tener algún desorden mental y poner mi granito de arena contra el puto estigma, al lógico pudor, lógico y bendito.
Yo quería hablar de las flores, del amor, de la inspiración y hasta de poesía. Y no será todo lo mismo, diversas manifestaciones de algo que aún no esta descrito, como una especie de energía superior que la física no alcanza a comprender. No sé, igual deliro, deliro y escribo. Letras, palabras, sentimiento, puntos suspensivos.
Benditos delirios, mientras no sean de grandeza.
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